miércoles, 8 de febrero de 2017

CAPITULO 27 (PRIMERA HISTORIA)




El sábado por la mañana Pau notó que había vuelto a recuperar el equilibrio. La celebración del viernes no solo había salido a pedir de boca, sino que encima Votos se había asegurado otro cliente. Los padres del novio habían reservado la organización de su aniversario de boda para el noviembre próximo.


Además, Pau había trabajado con una novia alegre y relajada que se dejaba fotografiar como ninguna.


El estado de agitación le había permitido ocuparse de las fotos hasta bien entrada la medianoche.


Y solo había leído el correo de Pedro dos veces más antes de dejarse caer en la cama y abandonarse a un sueño profundo.


Solo era cuestión de centrarse, se recordó. De conocerse: las capacidades, las debilidades, los objetivos... Tenía que desacelerar un poco con Pedro, dejar claro en qué punto de la relación se encontraban... y marcar dónde ponían los límites. Así podrían disfrutar el uno del otro y nadie saldría trasquilado.


Había exagerado. Era consciente de ello. Más espacio, una cierta distancia, un poco más de tiempo... y todo se equilibraría. Ese fin de semana de locura y el campo de minas que representaba la boda que se iba a celebrar serían el perfecto antídoto. Al cabo de unos días, quizá una semana, charlarían un rato. Pedro era un hombre razonable. Comprendería que no tenia sentido <<eso>> que había entre los dos se les escapara de las manos.


Estaba segura de que a él lo habían herido en una relación anterior, aquella misteriosa Corina... Y obviamente no debía de querer repetir la experiencia. De hecho, Pau decidió que era probable que él sintiera lo mismo y que le agradecería que pusiera las cartas sobre la mesa.


De una manera amistosa, racional, directa. Justo lo que necesitaban.


En el terreno laboral, sus socias y ella estarían pendientes de que todo se negociara dentro del campo de minas en el que se moverían ese día. Sin que hubiera bajas.


Eligió un traje gris perla con un suave acabado brillante y unos zapatos de tacón bajo para ir bien vestida durante la ceremonia oficial y también lo bastante cómoda para pasarse de pie todo el día.


Mientras reunía el equipo, revisó sus notas e impresiones. 


Recordó que el vestido era el plato fuerte, con su refulgente cuerpo bañera y una falda de inacabables metros. También recordó que la novia era una fanática de la gimnasia y tenía un buen tono muscular. La pareja, que eran novios desde los tiempos de la facultad, era muy tradicional.


Bien pertrechada y dispuesta, Pau llegó a la casa principal


-¡Alerta roja!


Pau se quedó boquiabierta cuando vio que Emma bajaba volando la escalera.


-¿Ya hay problemas?


-No contestabas al teléfono, y tampoco al móvil.


-Acabo de salir del estudio y todavía no he conectado el móvil. ¿Qué pasa?


-A la DDH le ha llegado el soplo de que el PCYM planea llevar a la PDLS a la recepción. Es su manera de interpretar los compromisos, cosa que no se ha molestado en comentar ni con el novio ni con la novia. Los dos se han enterado y amenazan con llegar a las manos con el PCYM, cosa que se merece el cabrón, si hemos de hacer caso de los rumores. 


Carla está apagando fuegos.


-Mierda, mierda... -A Pau no le costó descifrar el código. 


Padrino cabrón y mentiroso. La pelandusca de la socia. Si alguien era capaz de apagar fuegos, esa era Carla.


Pero no estaban saliendo bien las cosas.


-¿Cuál es el orden del día?


-Alertar a los ayudantes. Carla tiene una foto de la PDLS que se encontró en un artículo del periódico. Está haciendo fotocopias. Todos los ayudantes han de llevar una. Si alguien la ve, hay que detenerla, cortarle el paso, tumbarla al suelo. -Y como para demostrar que iba en serio, Emma se dio un puñetazo en la palma de la mano-. Lo que sea hasta que Carla pueda hablar con ella.


-Espero que lo arreglemos tumbándola al suelo. Menuda foto para el archivo de exteriores.


-Laura ha contactado con Jeronimo para decirle que no tarde en llegar y que convenza a la DDH de que se olvide de planear su venganza. Por mi parte, tengo que reunir a mi gente y darles instrucciones para que empiecen a transportar las flores. Laura todavía tiene que solucionar el pastel. Es el Seda y Encaje.


-Ya lo sé. Lo tengo en las notas.


-Pesa una tonelada y tiene que poner la filigrana de perlas y la tiara en el centro en el momento de presentarlo. Necesitará que un par de personas la ayuden a moverlo, lo cual significa que abra menos gente para controlar a la PDLS.


>>El informe previo ya no sirve -añadió Emma cuando recuperó el aliento-. O sea, que improvisaremos al minuto. Tienes que ayudarnos en el montaje del salón principal. Te enviaremos una señal cuando veamos a la novia.


-Vale, ya me pongo. Deja que primero empiece a mover ficha en la suite de la novia. Resistid.


-Me meteré caña... Voy volando.


En la suite de la novia, en el piso de arriba, Pau se colgó encima la bolsa donde guardaba la cámara y los objetivos.


 Añadiría una segunda cámara al equipo cuando llegara la novia. No obstante, antes de regresar a la planta baja, subió al tercer piso para comprobar los progresos de Carla.


Y encontró a su amiga abriendo un paquete de Almax.


-¿Tan mal va eso?


-No, no. Ya está bajo control, pero me he cabreado. Acabo de hablar por teléfono, porque me lo ha pedido la novia, con el PCYM, que, para empezar, me ha hecho saber que nadie, ni siquiera su hermano, va a decirle con quién puede o no puede salir. Será egoísta, el jodido niñato.


-Has dicho <<jodido>>. Estás cabreada.


-Y entonces, entonces va y me busca las cosquillas por haberme metido en su vida privada. Y me tengo que aguantar, porque vale más que hable conmigo que con la novia o el novio, pero me entran unas ganas de zurrarle... Consigo que se calme apelando a lo que le quede de decencia y consideración. Me dice que representará su papel y que luego se marchará, después de brindar (de todo corazón) por la nueva pareja.


-¿Le has creído?


Carla entrecerró los ojos.


-Ni por asomo. Quiere montar una escena. Tendremos que vigilarlo de cerca, porque va a meter a esa mujer en el convite si no lo impedimos, dato que no vamos a comentar con nadie de los invitados a la boda.


Exhalando de puro nerviosismo, Carla entregó a Pau un montón de fotocopias donde aparecía la fotografía de una rubia atractiva. A los pies de la reproducción se leía:
ROXANNE POULSEN PROHIBIDO EL PASO


-Repártelas entre los ayudantes. Le daré a Laura otro montón para los del catering.


-Ya voy. ¿Sabes qué, Carly? Algunas veces disfruto de verdad con este trabajo. Y por extraño que parezca, esta es una de ellas.


-Estoy de acuerdo contigo -respondió Carla masticando un antiácido-. Seguro que necesitamos terapia.







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