miércoles, 8 de febrero de 2017

CAPITULO 26 (PRIMERA HISTORIA)





No estaba segura. ¿Cómo iba a estarlo nadie? Sin embargo, Pau sabía que lo único que podía hacer, que tenía que hacer de hecho, era alejar sus pensamientos y centrarse en el trabajo. Sus socias, su empresa y sus clientes dependían de que ella hiciera bien su papel. Por eso tenía que tranquilizarse y respetar las prioridades.


«Una noche de descanso y empezaré la ornada muy temprano», decidió. Se concentraría de lleno, como una profesional, en las necesidades de los clientes.


Se pasó la noche inquieta, discutiendo consigo misma, y luego pensó, con amargura, que no perdía una noche de sueño por culpa de un hombre desde que tenía dieciséis años.


Preparó un café tan fuerte que habría podido ponerse en pie y empezar a aullar, pero el colocan de la cafeína le sirvió para disimular la fatiga. Pensó que si comía unas galletas rellenas parecería que tenía el apetito y la estabilidad emocional de una niña de seis años y se preparó lo que consideró que era un desayuno de adulta: yogur, fruta fresca y una magdalena que había robado del montón que Laura había preparado.


Tras cumplir con la obligación de lavar los platos, Pau repasó las notas de la celebración de la jornada y comprobó el equipo. Una ceremonia bastante sencilla, se dijo mientras elegía lo que necesitaba. Una única invitada que haría DDH. 


La clienta quería intimidad y sencillez.


Sabía que la novia había optado por llevar un vestido de cóctel azul y un sombrero muy acertado en lugar de velo y tocado.


Como ramo, tres gardenias blancas con los tallos envueltos con una cinta de satén.


Muy buena elección, en opinión de Pau, puesto que esa iba a ser la segunda boda de la pareja.


<<¿ Lo ves ?>>


-No empieces -musitó.


El PDNA acompañaría a la novia por el pasillo, pero se saltarían la parte de entregarla al novio porque, en fin, eso ya lo había hecho antes.


Una vez comprobados el equipo, el horario de la boda y las notas, Pau consultó cuánto tiempo le quedaba. El suficiente para revisar rápidamente su correo electrónico.


Cambió la aplicación, escaneó y localizó de inmediato un correo sin abrir de <<AlfonsoP101››. Se levantó del ordenador y empezó a caminar arriba y abajo por el estudio.


Se dirigió a la cocina y se sirvió otra taza de ese café tan potente.


No tenía por qué abrir el correo en ese momento. De hecho, le convenía no abrirlo. Era preciso que se concentrara en el trabajo. Eso era lo más responsable. Lo que hacen los adultos, como tomar yogur y fruta fresca.


No podía ser urgente. La habría llamado si tuviera algo importante que decirle. O que discutir con ella.


Por ejemplo: ¿por qué me despachaste después de haber hecho que te corrieras?


Y no lo decía porque él tuviera por costumbre hablar de un modo tan soez.


Lo que tenía que hacer era ir arriba, ducharse, vestirse, acercarse a la casa principal y asistir a la reunión para revisar detalles y dar el visto bueno. No tenía tiempo para nada personal...


-Oh, por favor, ¿a quién estás engañando?


Pau se acerco al ordenador y abrió el correo electrónico de BOOTH.


Paula:
He sacado esta dirección de tu tarjeta de visita. Espero que te parezca bien que haya contactado contigo de esta manera. Como sabia que hoy estarías muy ocupada, he preferido no llamarte para no molestar.
quería decirte en primer lugar que lo pasé muy bien ayer por la noche. Cada minuto que estuve contigo. Mi casa es hoy un lugar más alegre y pleno gracias a tu presencia.


-Ay…Pedro


Al margen de eso, y en nombre de Bob, su mujer y el hija que todavía no ha nacido, te expreso el alivio que siento por no haber tenido que asesinarlo. Te lo debe a ti.
Por ultimo, y por si has estado buscándolo, encontré uno de tus guantes en los bajos del armario. Debió de caerse cuando cogiste el abrigo. Al principio se me ocurrió pedirte si podrías concedérmelo como prenda, tal y como las mujeres de la Edad Media hacían con sus caballeros. Sin embargo, pensándolo mejor, creo que algo así impone un poco; incluso a mi me daría miedo.
Te lo devolveré.
Mientras tanto, espero que la celebración de hoy os vaya muy bien. Mis mejores deseos a la feliz pareja.
PEDRO


-Ostras...


Con la idea de que Pedro Alfonso era como una droga que le pedía el organismo. Pau releyó el correo de cabo a rabo.


 Y aunque eso hizo que se sintiera como una tonta, lo imprimió, se lo llevo arriba y lo metió en un cajón.







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