jueves, 9 de febrero de 2017
CAPITULO 31 (PRIMERA HISTORIA)
Dos horas después Pau terminó la jornada y buscó a Pedro hasta que dio con él en la cocina de Laura. Estaba sentado solo en el rincón de los desayunos, leyendo. Cuando ella entró, alzó la vista y se quitó las gafas.
-¿Todo despejado?
-Más o menos. Siento haber tardado tanto. Pedro, tendrías que haberte ido a casa. Es más de medianoche. Debí enviarte algún mensaje. Ay, tu pobre cara... -Pau torció el gesto al ver el morado que le había salido en la mandíbula.
-No es tan grave. Pero decidimos que era mejor que no quedara. Si salía, a lo mejor habría tenido que explicar cómo me había magullado. -Pedro se llevó los dedos con cautela al moretón-. Miento fatal, y esto era más sencillo. además, como me prometiste, había pastel.
Pau se sentó frente a él.
-¿Qué estás leyendo?
-Ah, Carla tenía una novela de John Irving que todavía no había leído. Me han cuidado, me han entretenido y me han dado de comer. Tus socias se han asegurado de que no me faltara de nada. Y Jeronimo y Daniel han venido a hacerme compañía. He estado muy a gusto.
-Ni siquiera temblaste.
-¿Cómo?
-Cuando ese cabrón de mierda te gritó. Apenas reaccionaste.
-Iba bastante borracho así que pocas fuerzas iba a tener. Pero se equivocó poniéndote las manos encima.
-Ni siquiera subiste el tono de voz. Lo hiciste callar. .. lo vi en su cara, incluso antes de que llegara la tropa. Y sin tocarlo ni levantar la voz.
-Debe de ser porque me dedico a la enseñanza. Y por mi dilatada y variada experiencia con abusones. ¿Se han marchado los recién casados sin problemas?
-Sí. No saben nada del incidente. Supongo que ya se enterarán, pero disfrutaron del día... que de eso se trataba. Y casi todo gracias a ti.
-Bueno, menuda experiencia. Solo me ha costado una mandíbula magullada y un par de zapatos.
-Y todavía sigues aquí.
-Te esperaba.
Pau se quedó mirándolo y luego se abandonó al instinto que le dictaba el corazón.
-Creo que será mejor que vengas a casa conmigo, Pedro.
Él sonrió.
-Será mejor, sí.
CAPITULO 30 (PRIMERA HISTORIA)
No estaba seguro de lo que el pensaba hacer y mucho menos de lo que pretendía ella. Pero cuando Pau salio disparada por el césped cubierto de nieve, Pedro instintivamente la cogió en brazos.
-¿Qué? ¿Qué haces?
-Llevas unos zapatos demasiado ligeros.
-¡Y tu también! ¡Bájame! ¿Cómo voy a dar una imagen dura y a imponerme si me llevas en brazos? Bájame, bájame o nos tomarán la delantera. -En el momento en que la soltó, Paula salio zumbando. Con paso largo, pensó Pedro. Como una gacela saltando por la nieve con sus largas piernas. El no tenía ninguna gracia y lo sabia. Pero podía ser rápido cuando debía.
La adelantó. Resbaló con torpeza en el sendero por culpa de sus zapatos, destrozados y rebozados de nieve, y eso redujo el impacto de la barrera, pero intercepto el paso al furioso padrino y a su querida actual.
-Lo siento. El señor y la señora Lester no desean la presencia de la señorita Poulsen en esta boda.
-Ella viene conmigo y vamos a entrar.
Pedro se fijo en que el padrino, más que furioso, iba algo bebido.
-Repito que lo siento, Pero tenemos que respetar el deseo de los novios.
Casi sin aliento, Pau llegó hasta ellos
-Sabes perfectamente, porque te lo hemos dicho varias veces, que tu amiga no está invitada a la fiesta
-Donny -protestó Roxanne tirando de la manga al padrino-. Dijiste que no sería un problema
Una mezcla de rabia y vergüenza hizo subir los colores a Donny.
-No habrá ningún problema porque lo digo yo. Es la boda de mi hermano y puedo traer a quien quiera. Meg se ha cruzado. Que le den. Ella no es nadie para decirme lo que debo hacer. Apartaos de mi camino. -Hizo un gesto de amenaza a Pau y a Pedro-. Vosotros solo sois unos mandados.
-Ella no entrará -dijo Pau. Calculó que después de tantos viajes al bar, el ego, el orgullo y el resentimiento nadaban en un mar de alcohol.
¿Por qué no llegaban los refuerzos?
-Lo has dicho hace un momento. Es la boda de tu hermano. Si ella tiene para ti más importancia que su felicidad, marchaos los dos. Esto es propiedad privada y tú amiga no esta invitada.
-Donny- Roxanne volvió a tirarle de la manga- No tiene ningún sentido…
-He dicho que tú vienes conmigo. -El padrino giro en redondo y se encaro con Pau-. ¿Quién carajo te has creído que eres? No eres nadie para hablarme así de mi hermano Y ahora, ¡fuera de mi vista! -Con los ojos inyectados en sangre el padrino la empujó.
Pedro se interpuso inmediatamente entre los dos.
-No vuelvas a tocarla. Estás borracho y esta claro que eres un imbécil. Voy a tener eso en cuenta. Tranquilo y cálmate. Estoy seguro de que en el fondo no querías hacer eso.
-Pues mira, sí quiero
Y el padrino dio un puñetazo en plena cara a Pedro. Del impacto, Pedro echó hacia atrás la cabeza, pero no se movió del sitio. Roxanne chilló y Pau soltó un taco. Antes de que diera un paso adelante, Pedro la empujo tras él para apartarla.
-Ella no va a entrar. Y tú ya no vuelves dentro. Lo único que has demostrado es que eres demasiado egoísta para pensar en nadie, excepto en ti mismo. Has puesto en ridículo a la señorita Poulsen y debería darte vergüenza. Pero no tendrás oportunidad de avergonzar a tu hermano y a su esposa en un día como hoy. O te marchas por tu propio pie o seré yo quien te ayude.
-¿Por que no lo ayudamos todos?- Dijo Daniel poniéndose junto a Pedro mientras Jeronimo aparecía por el otro lado.
-No creo que sea necesario- Carla rodeo el sendero y se abrió camino hasta ellos. De pie, clavo los ojos en el padrino, con la altanería de una reina del hielo vestida de Armani-. ¿Verdad que no, Donny?
-Tenemos cosas mejores que hacer. Vamos, Roxie. Este lugar es una cutrez.
-Me asegurare de que se marchen- Dijo Daniel sacudiendo la cabeza disgustado- Volved a la casa. ¿Cómo tienes la cara Pedro?
-No es la primera vez que me dan un puñetazo.-Pedro intento mover la mandíbula- Aunque siempre duele.
-Una bolsa de hielo. - Carla observo con frialdad al PCYM y a la PDLS mientras estos se alejaban- Emma.
-Acompáñame, Pedro.
-No pasa nada. De verdad.
-Una bolsa de hielo.- El tono de Carla no admitía un <<no>>.-Daré la señal de que todo esta despejado y volveremos. Que nadie se vaya del pico.
-¿Has visto lo que ha hecho?- murmuró Pau.
-¿Quién?
-Pedro. Él… cada vez que pienso que lo tengo todo controlado, entonces me descoloca. Me tiene desorientada.
<<aquí hay otra que también esta cruzada», pensó Dani mientras Pau se iba corriendo por el sendero para finaliza el trabajo.
CAPITULO 29 (PRIMERA HISTORIA)
Parecía que las cosas estaban saliendo bien, decidió Pedro.
Si no hubiera visto tanto entre bambalinas, habría creído que todo iba como la seda. Las flores, la música, la radiante novia bañada por la luz de las velas. Se quedó detrás con Daniel y Jeronimo contemplando a las dos personas que se prometían amor eterno.
Pero no podía quitar los ojos de Pau.
Se movía con tanta suavidad, tan silenciosamente... Aunque no parecía una sombra. Era demasiado luminosa para ser confundida con una sombra. Sin embargo, apenas revolvía el aire y parecía centrar toda su atención en las dos personas situadas frente al crepitante fuego.
-Están locos el uno por el otro, ¿No te parece? -murmuró Daniel.
-Sí.
Cuando los recién casados se volvieron y enfilaron el pasillo,
Pau se precipitó hacia la salida y dio un codazo a Pedro para que torciera a la izquierda. Una vez en el vestíbulo, la fotógrafa bajó la cámara durante unos segundos.
-Te necesitaré para las fotos de grupo. Ponte detrás de mí.
Los invitados salieron por otra puerta. Pau aprovechó la escalera, el vestíbulo y la sala de recepciones, ya vacía.
Pedro observó que trabajaba rápido. No parecía darse prisa, pero iba disparando todo el rato, haciendo posar a los distintos grupos y a las parejas... y evitando con gran tacto cualquier situación que juntara a la belicosa dama de honor con el padrino.
En el momento de terminar, Carla tomó el control.
-Carla los hará poner en fila para las presentaciones. Iremos por este lado.
-Deja que te ayude con la bolsa.
-No, estoy acostumbrada. -Pau precedió la marcha. Recorrieron pasillos, entraron en la cocina, donde se apresuraban los del catering, y llegaron al salón principal-. Tomaré unas fotos cuando entren. Esa es la mesa de los novios, la del corazón. Es un almuerzo de varios platos, con mesas numeradas. Cuando todos se hayan sentado, solo es cuestión de estar atentos hasta que la oportunidad se presente. ¿Qué tal aguantas?
-Muy bien. Tú haces todo el trabajo.
-Todavía estamos en alerta roja. Hemos de vigilar al PCYM.
Si sale del salón, uno de nosotros tendrá que ir tras él para asegurarse de que solo va a hacer pis o a fumar un pitillo. Cuando terminemos y vayamos al salón de baile, será la locura. No iremos tan programados y costará más seguirle el rastro.
Pau tenía razón. Pedro se pegó a ella cuando comenzó la auténtica fiesta. Los invitados aprovecharon la música para ponerse a bailar o a charlar en grupos. La gente iba arriba y abajo. Pedro ya estaba avisado de su cometido y se fijó en que había varios miembros del personal junto a las puertas de salida. Aquello era muy excitante.
-Creo que ya ha pasado lo peor -dijo Laura acercándose a ellos-.Después del siguiente plato viene el pastel, y el padrino sigue sin moverse. Tampoco hay señales del objetivo. Los novios no parecen preocupados.
-Se les ve muy felices -afirmó Pau-. Dispararé noventa más y terminamos.
-Voy a comprobar la mesa del postre.
-Ya verás cuando pruebes un trozo -dijo Pau a Pedro-. De pastel. Es increíble.
-¿Pedro? ¡Pedro! -Una hermosa rubia vestida de rojo se le echó encima y, sujetándole los brazos, le sonrió-.Sabía que eras tú. ¿Cómo estás?
-Muy bien. Ah...
-Steph. Stephanie Gorden. La amiga de Corina. Qué rápido olvidan algunos... -Steph rió y se puso de puntillas para darle un beso en la mejilla-.No sabía que eras amigo de Naomi y Brent.
-En realidad soy...
-Brent es primo mío. ¡Qué boda tan bonita! Este lugar es una maravilla. ¿Te imaginas tener una auténtica sala de baile en tu propia casa? Aunque supongo que los Brown la alquilan para poder mantenerla. Tendré que ir a buscar a Greg. Te acuerdas de mi marido Greg, ¿verdad? Le darás una sorpresa cuando te vea. ¿Cuánto hace? Al menos un año. No te habíamos visto desde que tú y Corina... -Steph se interrumpió y lo miró con lástima-. Siento mucho que no funcionara. Pensábamos que erais perfectos el uno para el otro.
-Ah, bueno... no. Te presento a Paula Chaves. Es la fotógrafa de las bodas.
-Hola, ¿qué tal? ¡Debes de estar agotada! Te he visto corriendo por ahí y sacando fotos. Naomi te lo debe de haber puesto fácil. Es una novia preciosa.
-Sí, ha sido... facilísimo.
-Yo también he hecho unas fotos muy bonitas. Estas cámaras digitales prácticamente funcionan solas, ¿verdad?
-Desde luego. Yo apenas cuento. Tendréis que perdonarme. Voy a fingir que estoy trabajando.
Cuando Pedro volvió a encontrarse con Pau, ella estaba improvisando unas fotos en la pista de baile.
-Lo siento. No creo que tuviera la intención de ser grosera, pero es idiota y no puede evitarlo.
-No te preocupes.-Pau cambió de cámara y le pasó la sobrante-. Ponle la tarjeta de memoria. ¿Recuerdas como se hace?
-Sí.
-Están adornado la limusina. Quiero ir a hacer unas fotos antes de que traigan el pastel.
Pedro pisándole los talones, siguió a Pau hacia la salida.
-Rompisteis... ¿hace un año? -preguntó Pau.
-Eh... sí. Más o menos. Estuvimos juntos un año también, y convivimos unos ocho meses. Puede que nueve. Luego ella decidió que quería irse a vivir con otro. Y se fue.
Pau se detuvo.
-Te hizo daño.
-No tanto como habría podido, dada la situación. Eso significa que no éramos la pareja perfecta. Ni mucho menos.
-Si vivías con ella, debías de estar enamorado.
-No. Quería estarlo, que no es lo mismo. Paula... -empezó a decir Pedro cuando ya salían de la casa.
-¡Mierda, maldita sea, joder!
-¿Cómo?
-La PDLS. ¡Alerta roja! -grito al micrófono-.PDLS vista en el ala meridional de la entrada principal. El PCYM está con ella. Vamos, Pedro. Tenemos que cortarles el paso mientras esperamos refuerzos.
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