martes, 14 de febrero de 2017
CAPITULO 44 (PRIMERA HISTORIA)
Bob se quedo mirando a Pedro desde el otro lado de la mesa que ocupaban en el Café de la Amistad, con los ojos nublados y boquiabierto.
-Cojonudo.
-No contestó al teléfono. Cuando conseguí echar a Corina de casa la llamé. A su casa (a los dos números) y al móvil. No respondió. Pensé en ir a verla, pero si no había contestado al teléfono... Ella creyó que yo... No habría tenido que imaginar eso, pero en esa situación no la culpo. En realidad, no. –Pedro se quedó pensativo contemplando su té verde-. Tengo que darle una explicación. Está claro que tendré que explicarme ante ella. Pero me siento perdido. No sé por dónde empezar.
-Dos mujeres van a por ti. Dos. Pedro, tío, eres cojonudo. El rey de las nenas.
-¡Por favor, Bob, no te enteras de nada!
-Yo me entero de todo, tío. -Su expresión boquiabierta se convirtió en una sonrisa de rendida admiración-. Aquí lo que pasa es que tienes a dos tías buenas coladas por ti. Y además he oído que has empezado un rollito con Carla Brown. Un trío de mas buenas.
-Que yo... ¿qué? ¿Quién...? No. ¿De dónde has sacado eso?
-Estabas ligando aquí mismo, en el Café de la Amistad, la otra noche. En una cafetería, además de tomar café, la gente habla.
-¿Desde cuándo se ha convertido esto en un culebrón? Tomamos un café y hablamos de Paula. Somos amigos. Casi. Nada más que eso. Ni siquiera eso, en realidad.
-Mejor.-Bob asentía con aire de entendido-. Porque iba a decirte, tío, que no salgas nunca con dos amigas. No es que no mole, es que es mortal. Te arrancarán la piel a tiras y luego se irán de compras juntas.
-Es bueno saberlo, Bob -Pedro captó la inocente expresión de sarcasmo de su amigo-, pero no estoy saliendo con Carla. ¿Y desde cuando un hombre y una mujer no pueden tomar un café…un té... juntos en un lugar público sin...? Da igual. -Pedro se rindió al notar que le entraba dolor de cabeza-. No importa.
-Muy bien. Volvamos al tema. Dos tías buenas midiéndose por Pedroman. Apuesto a que si hubiera entrado la pelirroja, habríamos tenido pelea de chicas. Dos peleándose por ti, Pedro-A Bob se le iluminaron los ojos al imaginárselo-. Eres el rey de las nenas.
-No quiero ser ningún rey. -Con razón se había callado el incidente durante todo el día. ¿Qué mosca le había picado ahora para creer que Bob podría darle algún consejo en un momento dado, en una situación determinada?-. Intenta estar de mi lado en esto, Bob.
-Lo procuro, pero no paro de imaginarme una pelea de chicas. Ruedan por el suelo y se arrancan la ropa... -Bob bebió un sorbo de su café con leche descremada y canela-. Es muy real.
-No hubo ninguna pelea.
-Pero podría haberla habido. Vale, digamos que no quieres hacer malabarismos con las dos. A mí me parece que tienes madera para eso, pero me da la sensación de que quieres que te ayude a decidir con cuál te quedas.
-No, no y no. -Pedro hundió la cabeza entre las manos-. No hablamos de corbatas, Bob. Esto no es un estudio comparativo. Estoy enamorado de Paula.
-¿De verdad?...Oye, no me habías dicho que sentías un amor con mayúsculas por ella. Creía que solo teníais un lío. -Bob se retrepó en la silla frotándose el mentón-. Esta ecuación es distinta. ¿Se cabreó mucho?
-Adivínalo, y luego multiplícalo por dos.
Bob asintió con aire de comprender la situación.
-Además de llevarle unas flores y disculparte, tienes que ser tu quien dé el primer paso; por ahí van los tiros. Una cosa así cuando eres inocente... porque eres inocente, ¿verdad?
-Bob.
-Vale. Lo que te aconsejo es que te dejes machacar primero.-Bob, con aire pensativo, dio un sorbo a su café con leche-. luego has de hacerle entender que eres inocente. Suplicarle. Y adornarlo con algo que brille y vaya en una cajita así.
-¿Una joya? ¿Un soborno?
-No tiene por qué ser un soborno. Es una dis-cul-pa. Da igual que no hicieras nada, Pedro. Eso nunca importa. Si quieres que esto acabe, que todo vuelva a ser como antes, recuperarla y volver a tener sexo con ella en esta década, ve a buscar algo que brille. Además, pronto será el día de San Valentín
-Eso es superficial y manipulador.
-Te doy la razón, tío.
Pedro estalló en carcajadas.
-Me quedo lo de hacerle un regalo que brille como plan B. Pero creo que tienes razón en lo demás. Sobre todo en dejar que primero me machaque. Tenía mala pinta. Aquello tenía muy mala pinta.
-¿Le diste un revolcón a la morena?
-No. Joder.
-Eres un hombre íntegro. Recuerda lo que te digo. Eres un íntegro, Pedro, pero también eres el rey de las nenas, y estoy orgulloso de haberte conocido.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario