domingo, 5 de febrero de 2017

CAPITULO 15 (PRIMERA HISTORIA)





Por la mañana, todavía con el pijama de Carla puesto, Pau se dirigió a su estudio. Se había despertado al amanecer, aovillada como una gamba en el sofá de la sala de estar y tapada con un echarpe de cachemira.


Las dos porciones de pastel de pollo con verduras de la señora Grady que se había tomado la noche anterior le hicieron sentir asco ante la idea del desayuno, pero un café...


De todos modos, antes de programarse la mañana y como quien no quiere la cosa, se acercó al contestador.


No había mensajes.


La decepción que sintió de repente la avergonzó un poco. 


No se había quedado en casa esperando que la llamara... otra vez. La noche anterior se lo había pasado muy bien. 


Además, le tocaba llamar a ella si quería que el jueguecito durase más.


Por otro lado, todo aquello era una idiotez.


No pensaría en Pedro Alfonso, en sus gafas sexis o en su anticuada y arrugada chaqueta de tweed... ni en sus increíbles labios. Tenía que preparar café, organizar su trabajo y vivir su vida.



****

-¿ Has quedado el sábado por la noche? Caray, esto son palabras mayores.


<<¿Por qué habré tenido que abrir la boca? -se preguntó Pedro-. ¿Por qué me ha parecido que el tema daría para tomar un café en la sala de profesores antes de las clases?>> -Bueno, voy a revisar el test que...


-Palabras mayores -repitió Bob clavando el dedo en la mesita del café para recalcar su comentario-. Tienes que llevarle flores. Rosas no. Las rosas son ostentosas, demasiado simbólicas. Una flor más natural, o uno de esos ramos con muchas flores.


-No sé... Puede. -<<Fantástico, algo más por lo que preocuparse.>>


-Nada pretencioso o llamativo. Ella irá a buscar un jarrón donde meterlas y eso te dará tiempo para entrar, hablar y romper el hielo. Asegúrate de acertar con la reserva. ¿A qué hora has reservado?


-No he reservado todavía.


-Tienes que hacerlo -comentó Bob asintiendo con seguridad y dando un sorbo a su café con leche desnatada-. ¿Adónde la llevarás?


-No estoy seguro.


-Ha de ser un lugar un poco por encima de la media. No quieras impresionarla la primera vez, pero que tampoco parezca que no quieres gastar. Busca un buen ambiente, no muy estirado. Un lugar agradable y con solera.


-Bob, vas a provocarme una úlcera.


-Todo esto es munición, Pedro. Munición. Tendrás que pedir un buen vino. Ah, y después de cenar, si dice que no quiere postre proponle que elija uno y os lo partís. A ellas les encanta. Compartir el postre es sexy. No te enrolles con el trabajo durante toda la cena. La pifiarás. Dile que te hable del suyo, y de lo que le gusta hacer. Luego...


-¿Tengo que tomar apuntes?


-No te iría nada mal. Si la cena se alarga hasta, digamos las diez, o mas tarde, ten pensado otro lugar. Lo mejor es la música. Un local para ir a escuchar música. Si acabáis antes te conviene haber elegido una película. Todo esto si ella no te ha hecho señales para decirte «Vamos a mi casa». En ese caso...


-Alto ahí Bob Déjalo. -De repente, sonó el timbre. <<Salvado por la campana, literalmente>>, pensó Pedro-. Tengo que dar la primera clase.


-Ya hablaremos luego. Te escribiré unas notas.


-Fantástico -respondió Pedro escapando ya para incorporarse al tropel de estudiantes y profesores que había en el pasillo.


Pensó que quizá no llegaría vivo al sábado. Cuerdo, seguro que no.




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