lunes, 3 de abril de 2017
CAPITULO 28 (CUARTA HISTORIA)
Era perfecto, pensó Paula. La risa de Silvia llenaba la suite de la novia mientras esta se vestía con sus damas. La alegría absoluta resultó contagiosa y brindó a Maca innumerables fotos de caras felices, muecas, abrazos y la exuberante novia girando ante el espejo.
Saltaron algunas lágrimas cuando Pam Maguire ayudó a su hija a ponerse el tocado y cuando Mauricio entró para admirar por primera vez a su pequeña.
—Silvia...—El hombre carraspeó—. Eres un sueño.
—Papá. —Sin soltar a su madre, Silvia lo tomó de la mano y atrajo a ambos hacia sí. Se volvió de nuevo hacia el espejo, asió a sus padres por la cintura y sonrió como un ángel—. ¡Estamos guapísimos!
¡Guapísimos!, pensó Paula cuando Maca plasmó el instante.
Eran guapos, felices y estaban juntos. Le dio cierta envidia, un poquito nada más, porque ella nunca tendría eso. Ese momento nunca lo viviría.
Respiró hondo y apartó ese pensamiento de su cabeza.
—Es la hora.
La novia sonreía mientras desfilaba por el pasillo central tras sus hermosas damas. Cuando se reunió junto al novio, que se quedó satisfactoriamente boquiabierto al verla antes de esbozar una amplia sonrisa, Silvia le cogió de la mano y rió.
Y Paula pensó, sí, es exactamente como tiene que ser.
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