miércoles, 29 de marzo de 2017
CAPITULO 13 (CUARTA HISTORIA)
AUNQUE SE HABÍA CONVERTIDO EN UNA TRADICIÓN, Paula habría preferido saltarse la historia sexy para amenizar el desayuno. Sin embargo, las motos tenían un sonido peculiar, sonido que Maca oyó claramente disfrutando de la compañía de Sebastian en su nuevo patio cuando Paula se marchó en la moto de Pedro.
Maca entró arrastrándose en el gimnasio cuando Paula estaba a punto de terminar y Laura iba ya bastante adelantada, pero tenía varias cosas en la cabeza aparte de sus bíceps.
Y había arrastrado a Emma con ella.
—Le he pedido a la señora Grady que haga unas tortitas —anunció Maca—. Me gustan mucho para acompañar los desayunos con historias sexis.
—¿Quién va a contarnos una? —preguntó Laura.
—Paula.
—Espera un momento. —Laura salió disparada hacia Paula mientras esta se demoraba un poco más de lo necesario flexionada hacia delante—. ¿Tenías una historia sexy del desayuno y no me lo has dicho?
—No es nada. Además, durante unos días iremos a tope.
—Si no es nada, ¿adonde fuisteis Pedro y tú anoche en moto? Tardaste tres horas en llegar. No, ahora no nos lo cuentes. —Maca se limitó a sonreír haciendo un aspaviento exagerado mientras Paula se enderezaba—. Necesitamos las tortitas.
—Yo no controlo tus idas y venidas, Macarena.
—Oh, no me vengas ahora con eso de Macarena. —Maca despachó también ese comentario con el mismo gesto y empezó a ejercitar los bíceps con la máquina de musculación Bowflex—. Sebastian y yo oímos llegar a Pedro con la moto, y vi que os marchabais porque yo estaba en el patio. O sea que sí, estuve pendiente por si te oía llegar. Tú habrías hecho exactamente lo mismo.
—¿Te has peleado con él? —preguntó Emma—. ¿Estás triste?
—No, no estoy triste. —Paula se enjugó el sudor de la cara con una toalla y fue a tirarla a la cesta—. No tengo tiempo para tortitas ni para cotilleos.
—¿A menos que sea una de nosotras la que esté en el punto de mira? —Laura ladeó la cabeza—. Compartimos, Paula. Nosotras lo compartimos todo. Si ahora te niegas a compartir, lo que me estás diciendo es que te preocupa adonde te pueda conducir esta historia.
—No es eso, en absoluto. —Sí lo es, admitió. Era eso exactamente—. Muy bien. Muy bien. Tomaremos las tortitas y hablaremos de todo lo demás, pero tengo mucho trabajo, todas tenemos mucho trabajo, así que rapidito.
Cuando salió del gimnasio con paso visiblemente molesto, Emma miró a las demás.
—¿Voy a hablar con ella?
—Ya sabes que primero tiene que calmarse. —Laura cogió una toalla y se la pasó por la cara y el cuello—. Está que echa humo, pero se le pasará.
—Tienes razón, esta historia con Pedro le pone nerviosa. —Maca terminó sus ejercicios de bíceps y pasó a emplearse con los tríceps—. Si no fuera importante, nos lo habría dicho o se habría reído cuando saqué el tema. ¿Cuándo fue la última vez que Paula se puso nerviosa por un tío?
—Eso debió de ser... creo que por nadie y hace... nunca —afirmó Laura.
—Ahí tienes quién y cuándo. ¿Eso es bueno o es malo?
—Bueno, supongo. —Ya que estaba allí, Emma se obligó a subirse a la bicicleta elíptica—. No está habituada a ese tipo de hombre, lo que en parte justificaría sus nervios, y además por nada del mundo habría salido con él si no le apeteciera en cierto modo. No olvides que Maca ha dicho que llevaba puestos unos tejanos y esa chaqueta de napa marrón chocolate tan mona. Es decir, que se cambió de ropa para ir con él.
—No es que estuviera espiando —se apresuró a intervenir Maca —. Solo miraba. En principio solo miraba.
—¿Quién ha dicho lo contrario? —Laura apartó la idea de su pensamiento con un aspaviento—. Si yo hubiera oído que se iba con él, habría hecho lo mismo que tú. ¡Qué bien que Dani no se haya enterado! Más vale dejarlo así hasta que sepamos por dónde van los tiros. No quiero que empiece a ponerse nervioso por lo de Pedro y Paula como hizo con Emma y Jeronimo. Ahora me iré a duchar y daré gracias a Dios porque haya tenido que irse muy temprano a un desayuno de trabajo. Nos vemos abajo.
—Pensaba que le haría gracia —dijo Maca a Emma cuando se hubieron quedado solas—. No quería molestarla.
—No es culpa tuya. Laura tiene razón. Nosotras lo compartimos todo.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario